Archivo por meses: marzo 2014

piridoxina

Conoce más sobre la Epilepsia dependiente de Piridoxina

La epilepsia dependiente de piridoxina, es una patología de carácter hereditario, que se caracteriza por la aparición de una combinación de
convulsiones que no pueden ser controladas bajo fármacos antiepilépticos tradicionales, mientras que por el contrario, sí responden frente a la
administración diaria de clorhidrato de piridoxina (conocido popularmente como vitamina B6).

La epilepsia dependiente de piridoxina, tiene carácter autosómico recesivo y aparece por desgracia, de forma temprana durante la etapa de la
infancia, afectando a niños e infantes. Como característica frecuente cabe destacar, que los pacientes que sufren esta enfermedad padecen una
serie de convulsiones electroencefalográficas, que no presentan correlación clínica.

Y es que, en el caso de los bebés, pueden empezar a experimentarlas poco después del nacimiento, mientras que las convulsiones de aparición
tardía (se dan a partir de que el niño tenga 3 años) tienen lugar en muy pocos casos. No obstante, la discapacidad intelectual es un síntoma
común que suele acompañar a los pacientes con epilepsia dependiente de piridoxina, junto a otros como síntomas neurológicos o irritabilidad.

Esta enfermedad está relacionada con la aparición de ciertas mutaciones en el gen ALDH7A1, encargado de codificar para una enzima muy
importante del metabolismo, conocida como aldehído deshidrogenasa de la familia 7. Esa es la razón por la que tradicionalmente, uno de los
indicadores utilizados como herramienta de diagnóstico de este tipo de epilepsia, fuera la aparición de niveles elevados de alfa-aminoadípico
semialdehído (AASA) en plasma sanguíneo y orina; y de ácido pipecólico procedente de la degradación del aminoácido lisina, presente en líquido
cefalorraquídeo y plasma.

Por ello para esta patología, conseguir un diagnóstico precoz y llevar a cabo un correcto tratamiento con vitamina B6, es esencial para limitar el
riesgo de daños y mortalidad en el paciente. De esta forma, los métodos tradicionales de diagnóstico han ido avanzando hacia técnicas más
avanzadas, donde el análisis de mutaciones en genes involucrados en la enfermedad, facilita el diagnóstico y la decisión del tratamiento.

Así, en casos en los que el diagnóstico no sea totalmente evidente a través de electroencefalograma o síntomas, el test genético permite
confirmarlo para un tipo particular de epilepsia. Además, también es útil para proporcionar información sobre otras alteraciones neurológica
asociadas o problemas de salud que puedan aparecer en un futuro próximo.

Y es que, las posibilidades que la secuenciación masiva nos brinda a la hora de aclarar el pronóstico o facilitar la detección de la enfermedad, son
extensas y destacadas tanto por clínicos como por pacientes. La identificación temprana de la epilepsia dependiente de piridoxina puede salvar
vidas, y hacer que la calidad de vida de los pacientes sea mucho mejor.

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Alteraciones relacionadas con la mitocondria y su implicación en desórdenes psiquiátricos

Desde hace años, numerosos grupos científicos han avalado la relación existente entre las alteraciones relacionadas con la mitocondria y su
implicación en desórdenes psiquiátricos o neurodegenerativos, metabólicos, etc. Cabe tener en cuenta además, que el hecho de que las
mitocondrias se transmitan a la descendencia a través del óvulo de la madre, implica una herencia materna para todas aquellas
enfermedades causadas por defectos primarios en el ADN mitocondrial.

Las mitocondrias juegan un papel clave esencial en la producción de energía para la célula, a través de la respiración y del ATP
(trifosfato de adenosina) que se conoce popularmente como la moneda energética del organismo. Sin embargo, la mitocondria es uno de
los orgánulos celulares que más funciones desempeña, interviniendo también en procesos de señalización, muerte, diferenciación e incluso
interviniendo en el control del ciclo y el crecimiento celular.

Así mismo, existe un cuadro clínico heterogéneo que comprende alteraciones distintas, todas ellas asociadas a desórdenes en el metabolismo
oxidativo mitocondrial, y que se engloban bajo el término de enfermedades mitocondriales. Ataxia, polimioclonías, debilidad muscular, déficit
auditivo y oftalmológico progresivo, trastornos neurológicos… son algunos de los síntomas asociados.

No obstante, lo que para muchos resulta todavía sorprendente, es la imponente relación que existe entre la mitocondria y ciertas patologías de
carácter neuropsiquiátrico como el autismo, algunos tipos de epilepsia, esquizofrenia, trastorno bipolar, el trastorno de déficit de atención e
hiperactividad (TDAH), la enfermedad de Parkinson o la demencia de Alzheimer, que se explica como consecuencia del rol de este orgánulo en el
metabolismo celular. Por ende, aquellos tejidos que más energía requieran serán los que finalmente terminen por resultar afectados.

Sin embargo, los científicos continúan su carrera imparable de lucha frente a la enfermedad, y son bastantes las investigaciones sacadas a la luz
a principios de este 2014, que proponen descubrimientos y métodos paliativos frente a las enfermedades relacionadas.

Algunas de ellas, como la llevada a cabo por el Departamento de Pediatría y Medicina juvenil del centro clínico Mayo en Rochester (USA), sugirió
que el papel de la mitocondria iba más allá de lo que hasta el momento se creía, demostrando su implicación en trastornos neurodegenerativos
tales como la ataxia de Friedreich y la aparición de Parkinson, a través de alteraciones en el metabolismo del hierro mitocondrial que conducen a
una pérdida de capacidad cognitiva asociada al proceso de envejecimiento.

Tradicionalmente, las manifestaciones clínicas de los trastornos del ADN mitocondrial se asocian a mutaciones genéticas específicas. Pese a
ello, también puede ocurrir que un fenotipo clínico pueda deberse a distintos tipos de mutaciones o incluso, que una mutación concreta conlleve
diversos síndromes. Tal es el caso, del síndrome de encefalopatía mitocondrial, acidosis láctica y episodios similares al infarto cerebral (MELAS)
que está causado en la mayoría de los casos por alteraciones en la posición 3243 del gen tRNALeu, pero que también puede producir algunas
formas de epilepsia u oftalmoplejía externa progresiva.

Por ello, seguir avanzando en el campo del estudio de la terapia génica puede ser fundamental, para conseguir vislumbrar con mayor acierto las
causas que involucran una posible relación entre alteraciones de la mitocondria y desórdenes psiquiátricos, su detección precoz, e incluso, su
cura. En este sentido, un correcto diagnóstico genético es esencial. Sin embargo, este diagnóstico no es sencillo, debido a que generalmente
implica la secuenciación no sólo de la mitocondria, sino también de un buen número de genes nucleares que están implicados en su correcto
funcionamiento.

En Bioarray realizamos tanto la secuenciación del ADN mitocondrial como de los genes nucleares como, por ejemplo, los del Complejo I mitocondrial o Complejo III.

Aplicaciones en clínica de la secuenciación del exoma

Con el desarrollo de la tecnología al servicio de la salud, las aplicaciones en clínica de la secuenciación del exoma están permitiendo acceder a
valiosa información sobre la base molecular de ciertas patologías de origen genético, que hasta el momento, pasaba desapercibida en el
ámbito médico.

El exoma consiste en la fracción del genoma de un organismo compuesta por exones. Comprende por tanto, las fracciones codificantes que
constituirán el ARN mensajero maduro, que tras el proceso de traducción en la célula, formará las proteínas que desarrollarán sus funciones en el
organismo. Por ello, el estudio del exoma puede resultar de interés para el estudio de enfermedades complejas donde no hay un gen candidato
claro para estudiar, dado que se secuencian todos los genes.

Un ejemplo de su gran utilidad, la encontramos en dos de los estudios publicados en la revista Nature a principios de año. En ellos, se abordan
una serie de aspectos hasta el momento desconocidos, sobre mutaciones genéticas poco frecuentes, asociadas a la esquizofrenia. A través
de la secuenciación exónica, los investigadores demostraron que la enfermedad podría deberse a mutaciones raras que afectaban estructuras o
funciones de proteínas, frente a grandes alteraciones en unos pocos genes determinantes, que era la teoría que se estimaba hasta el momento.
Estos genes están involucrados en llevar a cabo funciones de conexión entre neuronas y la transmisión sináptica, y no solo eso, sino que
intervienen en procesos de aprendizaje, actividad neuronal, desarrollo de la memoria y plasticidad sináptica.

Con ello, la re- secuenciación del exoma permite llevar a cabo estudios personalizados de pacientes, consiguiendo una relación óptima entre
coste y eficiencia. En casos en los que una enfermedad estaba asociada a múltiples mutaciones y se optaba por la secuenciación Sanger
de genes individuales, este nuevo método permite detectar de forma sistemática alteraciones raras o poco frecuentes asociadas a patologías.
Dentro de este grupo, destacamos algunos ejemplos enfermedades para las que resulta un método especialmente útil, como la sordera
familiar, la esquizofrenia, retinopatías, procesos de discapacidad intelectual, el síndrome de Bardet-Biedl, retraso mental no sindrómico, autismo, etc.

En Bioarray ponemos a disposición de la comunidad médica nuestra plataforma para la secuenciación de exoma, así como las herramientas
bioinformáticas necesarias para la correcta interpretación de los datos obtenidos. Ofrecemos al ámbito clínico la posibilidad de acercar los
últimos avances en genómica personalizada, a clínicos y pacientes interesados en los nuevos métodos de investigación de enfermedades.

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